30.11.20

La miseria del historicismo es la miseria de la historia como tal. Mirar hacia atrás cuando tu adelanto es el simple hecho de tu posición es también el hecho de tu poder y despotismo, y debe hacerse con una mezcla dramática de humillación, temor, rigorismo, veneración, asunción de la tragedia, fugacidad... y otras tantas quimeras e imposibles. Cada una de estas palabras significa el resto de las demás y ninguna a la vez. Somos el resto que le hace hablar a la palabra.


26.11.20

Enseñar es descubirse. No existe ninguna transmisión de materiales. A lo sumo enseñar es llegar a ese mostrarse. Ni siquiera me refiero al logro de cierta autenticidad en ese o después de ese mostrarse. ¿Quién querría, por lo demás, aprender cómo tú eres? Y sin embargo a tal cosa solo podemos aspirar; algo anterior a toda sabiduría... A que alguien consiga vislumbrar que todo logro no es más que, que algún día, bien pudiera aplacarte la sabiduría que inevitablemente, con todas mis fuerzas, pero también muy a mi pesar, estamos siendo ahora.


2.7.20

Vulgaridad


La vulgaridad no se reduce a una lista de conductas independientes de sus contextos ni tampoco unidas entre sí. Sin embargo, toda vulgaridad se escapa de un contexto, no reduciéndose a desentonar o a chirriar respecto a él. Se separa por completo bajo la forma del automatismo, del tic parlante, del parloteo. No hay esencias vulgares a tiempo completo, solo repeticiones de una vulgaridad que a su vez presupone un ser vulgar... y no alguien que sencillamente yerra. Los seres vulgares son tan culpables como inmunes a su propia vulgaridad, aunque esta siempre deja su aire de circunstancia, de autosuficiencia, pero más todavía de victimismo resuelto, de sacrificio, temeridad…, y un sinnúmero de otros prismas que le definen y esconden, y gracias si le dan resquicios para escabullirse de sus efectos, sea por dejadez, enmienda o simple cambio de mirada.

La vulgaridad no se explica por la omisión de un saber ni nada que se le parezca. Va unida a una mala vida. Mala vida…, grotesco tanteo que no conviene demarcar. Hipótesis razonable, aglomerante, casi eximente. Ni siquiera eso; maldad y vulgaridad se suspenden por igual cuando se encaran con mi estupor. Raquítico acto fallido, si lo hubiere, que implica escoger fallar cuando se ha fallado ya. Huida hacia adelante, de dar el todo por el todo con irrecusable ignorancia, más si cabe por el saber insidioso que se le supone al manejo de esa ignorancia misma. Conocen el calor de la verdad y aun así se lastiman en la intemperie. Comprendo lo que representa de liberación personal contra la onerosa carga de ser para ti mismo una carga. Están disculpados de antemano con nuestro pasmo mayor que la repulsa. Y es que en realidad es un pasmo que contiene en esencia repulsión. El pasmo momentáneo jamás se olvida. Siempre es fábrica de recuerdos.

La vulgaridad es una maldad que se resquebraja en su propia angostura; no es una maldad pura, ostensiva o en acción, sino más bien histriónica, aspaventosa... Lo vulgar cava un foso a la esperanza…, o para cuando la halle. Uno no se hace trizas o se abre en carne viva por donde va y en todo momento. Se trata de una suerte de suicidio performativo o atrabiliario que formatea y deforma a la vez. Afortunadamente aquí su libertad es poco ambiciosa ya, apenas restaurativa, y solo deja pasar el tiempo, que por otra parte es lo mejor que se puede hacer.

La vulgaridad es de un rudimento ancestral, chirriante e infalible. Todos podemos ser perfectamente vulgares sin esfuerzo. Incluso lo soez, con su naturaleza desatenta y exculpatoria, es más talentoso. La vulgaridad se derrama con la presión de los justos, los críticos, el razonamiento o el mero estar de quien la observa. No hay delicadeza que se le encare, y a veces nos obligamos (y siento yo que me he obligado) a una agresión verbal que cuando menos debería incomodarnos. Tanto da. Huyeron de la dignidad y esta tardará un rato largo en encontrarles.

30.6.19

Columbine y la madre de Dylan


Columbine es el agregado de los detalles que intentan conformarlo. Nada debería pasársele por alto a una curiosidad continua que aglutina aquello que constantemente se le escapa. La razón que hizo tal acopio de detalles, por eso mismo, los desatiende y por tanto tampoco los espanta. Detalles insuficientes y prolapsados; elementos como la locura, la maldad, o un mundo encabalgado entre ambos, participan de esas decantaciones conflictivas o asimilaciones infructuosas sin lograr colmar una explicación compacta, y por ello se producen filtraciones que también hay que perseguir. La densidad se hace supurativa. La disolución se te intensifica entre las manos. Las razones enraízan en donde tienden y desaparecen: destilados en la familia, asuntos legales, casi burocráticos, y otras posibles conexiones de acicates con precipitantes. Usamos las palabras primigenias con ambivalencia y pomposidad para que, así, quien las ponga en cuestión y las eluda, cuestione también el hueco motivador de esta ausencia y promueva explicaciones más claras y masivas, o tanteos ridículos pero minuciosos.

La explicación adquiere tanto o más sentido cuanto desmiente y reprueba las visiones que se permite superar: el asesino como percutor de un resto totalizante que lo determina, o (lo cual viene a ser lo mismo) disuelto en una confluencia por resolver y que se eterniza en esa incertidumbre. A decir verdad, percusión y confluencia también deberían verse como víctimas de un desfondamiento.

Las palabras disparan a los nombres. El “depresivo” necesita de la sangría argumentativa con la que ahora nos confunde. Sin apenas movimientos, la depresión se desparrama en las capas de las que se apodera, convirtiendo su interior en algo irrespirable al margen de una vida y de los demonios que la sobreviven. Debió ser detectada a lo largo de los días y ahora estos se agolpan reclamando filiación; un día tras otro desfilando, todos quieren ser depresivos como quien busca entrar en una celda de libertades.

Las palabras nos siguen disparando. El “psicópata” pergeña un campo (y apresa un cómplice agente) potencialmente devastado, revolcándose y nutriéndose en ese fermento de tedio y desencanto, fuente inagotable de enemigos hagan estos lo que hagan, y también por no hacer.

La explicación carga el arma que destruye lo que la verdad alcanza. Considerar el odio o la venganza en función de una jerarquía de adversarios que dos individuos improvisaron, o la maldad clarísima que nuestro mundo concita, incomoda demasiado por la poca ayuda que nos ofrece. De igual modo, el diseño minucioso del plan a ejecutar en un delirio perdido en el tiempo, o peor aún, de dataciones concretísimas, o los diarios íntimos de la masacre —y que cumplen por lo demás la misión de diseñar a sus escritores—, son intentos fallidos para rasgar lo que ocultan y a su vez ostentan, tan descarnado es el dibujo que atesoran, tan masacrado de antemano ese tejido de trasfondo, aquella colchadura de vida, conjunto de relaciones, afectos e indiferencia de buenos días e ignorancias que se escapan tras la línea invisible que los abismó de ti y de mí. Bosquejos minuciosos que jamás lograrían describir el desastre que demarcan cuando este desastre acontece.


*
Tratando de sobreponerse en aquel reguero de desgracia, irrumpen tan fortuita como inevitablemente las preguntas que una madre se hace y las respuestas que por serlo se da. Una madre que revoca con su lamento los fallos que reconoce, y añade a la brutalidad autoevidente subsunciones (“enfermedad”, “trastorno”…) e inversiones metonímicas (“suicida que asesina” en lugar de “asesino que se mata”) tan hondas y determinantes como imponderables e impostadas, las cuales van aglomerándose en una ilusión reduccionista, centralizadora, hipostasiante…, y un sinfín de palabras que tampoco querrían entrar en ese juego (ni disolverse sin jugar). Y todo, por decirlo quien lo dice, es investido de un rango propio, de sabor amargo y comprensión queda pero resbalosa cuando la manipulas; como si en tal simplificación acometida la madre vehiculara en quien siempre será su hijo también afectos explicativos. Ella, dejando a un lado imputaciones monstruosas o pactos diabólicos, deja de lado también aquello que los hizo innecesarios y a la vez prácticamente inevitables, manteniéndolos vivos en incomprensiones todavía más malditas.

Podríamos continuar empezando a definirlo (o justificando su uso) de muchas maneras (incluso mencionándolo para no justificarlo, o usándolo sin mención); ahora lo llamaremos “masa madre”.

La masa madre permite a la madre seguir y a la vez volver a empezar, pasando por una suerte de ralentización reflexiva, de casi merecido libertinaje. El aspaviento tributa a la elocuencia. En la masa la madre puede actuar, aquietarse, vencerse, incluso en el inmovilismo más circunspecto, y darse razones y así o aun así escudarse, también en sus propias ofensivas. Le permite, decimos, junto al continuar, el otro eufemismo de blanduras de ser madre de nuevo y con ello, o por todo ello, sobrevivir a ideas maternales no masivas (tanto más denostables cuanto más encumbradas) reducidas a apelativos superlativos: madre responsable, hipervigilante, protectora…

La masa-madre repudia lo que ya comprende y abraza lo que rechaza todavía, junto al deseo agazapado de que las cosas sigan como están. Le permite asimismo rebelarse, con sus compulsiones de explicación y momentos de clausura y desentendimiento. En aquella masa la madre es capaz de ser ariete y atravesar a su hijo, al tiempo que este se recompone tras sus espaldas dentro de una condena tan punitiva como reacomodadora. O de engullirlo y que le estalle en sus entrañas toda vez que lo contempla como una observadora más lejana. (La masa no cesa de constatarse con terquedad, de inventariarse como cifra, de retrotraerse a una fórmula).

La madre deglute aquello que no podría digerir. El hijo, sin embargo, no termina en un tanteo de envoltura. Un hijo así no se asimila sin más. De algún modo ella lo recubre o lo asfixia hasta hacerlo más manejable, o definitivamente más quieto, a pesar de que aquel cuerpo siempre se retuerce, como rabos de lagartija, en espasmos de ultratumba. Ser masa madre fue tragarte a tu hijo sin cuchillo ni el aparataje más operativo, y a partir de ahí tratar de desgarrarle a una carne: grasa, osamenta y nervaturas como quien pretende salvaguardar recuerdos, deseos y enseñanzas, y al fin y al cabo el alma misma; vacíos de impostura, casi posibilitantes, siempre preferibles a la carnadura individual que los debió representar. Acción carnívora de todo menos alimentaria, cosquillas que contraen y en realidad fortalecen a un coágulo inmasticable, envuelto a destajo, de fermento imposible y podredura infinita (la masa madre es a la postre lo más contrario a un vampiro, o lo que este hace cuando no puede serlo); por querer sonsacar virtudes, convierte —consiguiendo lo que nosotros no logramos evitar— a las maldades en el residuo de una esencia inamovible.

Ese descenso explicativo (y vita nuova) es sin duda doloroso. Es difícil para una madre que su estómago sea también una nueva placenta. Placenta ulcerosa cuyos contenidos huyen sin un destilado constante de rememoración y retorno; tiene algo de estancamiento y pérdida de vida multiplicada, de las víctimas, de alimento desaprovechado, de esfuerzo en vano. No hay, con todo, una bella momificación ni un rediseño de la criatura sin monstruosidad interpuesta. Solo en esa gestación tumultuosa aparecen las verdades.

La masa querría cansarse, relajarse en sus formas más devaluadas, sufrir la impotencia última sin el tormento de las horas, o el absurdo de desfallecer, todo ello sin empantanarse en el heroísmo de la quietud serena; pero sabe que contra lo que juega no puede llegar hasta un aquí llegué exangüe. Ojalá pudiera decirse sin impedimento lo que el impedimento no osa y sin embargo ella calla: lo hice todo para comprender el corazón de las tinieblas. Pero esto solo lo farfulla nuestra mano recubierta de una argamasa ventrílocua y narrativa; de aquella maternal enzima casi todopoderosa apenas nos llega una porción maltrecha, quemada o crudísima, rancia migaja, agria repostería. Padecemos el error tan desestimado como inevitable de buscar sin tregua una centralidad originaria, cuando en realidad la masa de por sí contiene en su andar caótico incontables focos que jamás reaparecen (ni tampoco olvidan). En la masa nunca será posible la fórmula explicativa perfecta ni con ella su técnica uniformadora. La madre lucha contra sí misma como quien quiere salir de aguas profundas tirándose de los pelos y solo resbala por el limo de una charca, para piedad sentimental o escarnio de los espectadores.

Publicado originariamente en El Instante Varado. 

4.3.19

El parque y el zoológico




En un parque el simulacro de la vida no impedimenta esta misma vida; no simplemente para sus condiciones, este simulacro es apertura, invitación, acogida, espera, vigía, corro de brazos entrelazados contemplando el secreto (y los pisos, atalayas con sus lentes cientifistas u ociosas). En el zoológico, en cambio, la vida es impedida e impelida por un plan que la ostenta y a la vez la embrutece. Hasta el aliento es torturado y los animales se convierten en esclavos de una maquinaria que ya no distingue el hierro y el cemento de la carne. Los animales están recortados de verdad, verde, barro y agua, y sangran —¡pupilas!— verdad, verde, barro y agua. Entonces hay una pugna. Una pugna estanca y estancada en la medida que el zoológico es un plano para un visitante que ni sabe ni podría leer el desastre. El zoológico fabrica una suerte de lector que ve coreografías en lugar de una danza. La vida aquí es incomprensible y sin embargo es su sonido más latente y clamoroso. El parque también recortó un fragmento de mundo pero importó con él sus abismos (uno de ellos, el respeto). El zoológico no entiende de abismos, solo de aplanada mutación, collage o recortes sobre un papel de más recortes todavía. Sí: un zoológico es un ejercicio de papiroflexia inescribible. El conjunto es algo neutralizado que aparentemente admite la animalidad en letargia de una ferocidad proscrita. En un zoológico nadie es extranjero, nadie se siente burlado. En un parque, en cambio, el simulacro es total (y por ello mínimo) y la atmósfera salvaje campa a sus anchas atravesando planos (lo lúdico, la ociosidad contemplativa, la palabra, la lectoescritura…). El parque es creación de apartamiento con una intromisión éticamente admitida: desnudaos antes de entrar. Los viejos sanan; los niños corren con precisión milimétrica, o gambetean, insolentes, hacia heridas de alegría; el agua sigue siendo agua a pesar de sus cascadas invertidas. La hojarasca se admite. El cisne es respetado. Los parques aman la invasión y la decadencia, vida en las estatuas que ya no mueren. Los animales han llegado hasta aquí. Nos están redimiendo. Se acercan, se acercan, se acercan..., y por suerte se van. 

(Para mí un bosque, o la inmersión en el mar, es un zoológico humano en donde mi piel es el límite de mi valla, ¿y quién es aquí el observado? Allí me es imposible la mirada —¿dónde hacerlo?—, y sin embargo siento que un todo poco menos que me observa).

25.2.19




Por supuesto que me gustan los caballos, como animal compactado, fuerte y nostálgico. Aborrezco en cambio todo el mundo humano que los rodea: jinetes, amazonas, vaqueros, estableros y espectadores, sin hablar del rejoneo, domas, concursos de morfología..., qué se yo... El entorno humano en otros animales, por ridículo, suele hacer ósmosis con el objeto desnaturalizado de la peor manera: instaurándose un peor, sólido y admisible. O al contrario, y se da por ejemplo de comer a unas gallinas en la totalidad orgánica de una granja rural.

El entorno del caballo suele ser, o muy ñoño, o de lo más severo. O público sustantivo, o sistemas expertos. El caballo es la metáfora animal más profesionalizada. El empresario, funcionario, deportista, autónomo u ocioso del caballo lo conoce como si este fuera uno más entre iguales al que poder subvertir. Habla con él con fuerza equina, chasquidos cuasi equinos, ademanes equinos. Entienden sus orejas, sus cascos, su olor, su crin, grupa, sexo. Si hasta los fornican a manos de un intruso infiel. Dan verdadera náusea. Lo que aquí detesto es la efectividad con que el humano se inmiscuye en lo salvaje. Violación muda y acalladora con el más profundo desgarro. Violación que comprende su daño, pero el olvido, que ni siquiera es necesario, es mucho mayor, o la indiferencia más patente; entreverado de piel y carne: la distinción más abominable. Justo allí, entre estos pliegues lubricados de lo mismo, sufrida piel y frágil carne, sufrida carne y frágil piel, lo dirigen todo para mandar.

 ¿Es un animal aquello sobre lo cual encajamos a horcajadas? ¿Está animada la bestia por lo que tira, cuando ella y su fuerza se confunden con su carga?

11.2.19



12.8.14


Quiero saber que tu intensidad no es la intensidad de una mera repetición. En realidad, la repetición no constituye el hallazgo de aquel que siempre piensa lo mismo porque cree haber descubierto una verdad definitiva. La repetición tampoco es reduplicación de la diferencia. Aún así, yo pienso mucho por repetición, quizá en buena medida por desgracia, pero tampoco creo que las repeticiones sustenten ni mi pensamiento más caprichoso ni el más ordenado (y el resto poco importa). ¿Cómo debo creer que piensas tú? No sé andar por la ciudad. Ni siquiera sé si podría vivir en uno de estos sitios que tanto me fascinan. Yo quiero que la gente sea más fiera y que ello me estimule a creer que se está viviendo en la espesura de lo cierto, y en la ciudad todo es sospechosa cadencia, seres demasiado mustios como para rebelarse en un simple gesto que conoce. En los pueblos no se llega a tanto... Allí se vive de hechos tan legendarios como las cortezas de los árboles. Los parques urbanos sí me parecen fantásticos simulacros rurales, cese de la resistencia motivadora de la nada, niños y pájaros inscritos en una realidad de fresa salvaje despojada de temores; lentitud y rayo. 

La vida que articulas te enmudece. Cómo eres. Cómo eres evadiendo miradas o inyectándolas. Cómo eres tras el remolino que generas cuando alguien atraviesa tu plano, cuando hay que ser estúpido y funcional y gritar de sorpresa sería una franca anomalía. Cómo demonios eres cuando alguien te imagina maniquí autómata, cuando nadie te ve donde todo el mundo podría hacerlo o te descubre aquel que nunca adivinarías. Cómo eres soportando la inmensa mirada desanclada del beodo que te escudriña y te delata. Cómo serías ante un hola liberado de toda prosa posible. Tú. Soy yo. Sí. A ti me refiero. Este escrito es el propio gesto de su entrega. Esta es mi frase favorita, porque nadie más que yo tiene la suerte de poder escribirla, a pesar de la desgracia de no saberla ejecutar. Y la escribo ahora. Es fascinante escribir en el parque sin siquiera la pose del poeta pero con la atracción de los mayores enigmas y deseos. A la espera (y no ya para hacer tiempo) de poder escuchar una audición de clavecín. En ti.

24.5.14





25.4.14


Es difícil fijar la historia en un campo sin guías, difícil un posicionamiento sin estampar una sombra, sin desplazar el aire, o agotarlo, sin llenar un vacío, o la propia vacuidad, sin parar el sol y no matar la yerba que toscamente estás pisoteando. Difícil es no entorpecer al todopoderoso viento, no pararse a mirar en bóvedas que fueron acristaladas y ahora reflejan un dibujo más cómodo que el verde yermo de este bosque a tu frente. Difícil pretender ser astro y también fondo estelar. O ser foco, foco que da y a la vez sufre la infección indolora de un equilibrio aparente. Insensatez. Esta tierra muda habla insensatamente. Mentira en cualquier intersección de paralelos y meridianos. Mentira ese ojo del mundo que me mira. ¿Me mira? La más mísera mentira regresa a la mentira, tuerce a la mentira, por ella huye hacia ella. Mentira de la no mentira, mentira en lo no es así. Mentira. El mundo, mundo, mundo…, mundo (tú, imbécil ser retratado) es esa huera cantera de la nada infinitamente esquinada por una frialdad porosa al duelo e impermeable al bien. Dilo, grita y al menos insulta si aquí has caído.

19.2.14





Diglosia donde cada lengua tiene su particular estatuto: una, la proscriptora, es grosera y agraviada, otra, la agradecida, servil y de una distancia peor que toda culpa. 

Al margen de lo punible en este arrojo, punible no solo por socialmente penado, sino también por despreciativo, el torrente siempre fue un buen lugar para la muerte. El torrente, a veces quedo, devuelve la vida en la fluidez viscosa; otras, con brío, ofrece el poder fundente en su agua, desgarro, ablución cósmica.

Quien huele lo que hiede, rechaza este vacío sacral del cuerpo muerto que reclama de continuo la acogida. Se ensucia de sangre aquel que no quiere tocarla.

13.1.14


Pensar, poder pensar que el artista tiene una vida. Conceptos que se retrotraen a sí (la vida se hace vida, la obra se hace obra) y que ya en su impúdico y redondo mostrarse se ingieren en reciprocidad. Todo ello fruto de una supuesta espontaneidad de conceptos que jamás fue tal.

Ni siquiera una cotidianeidad, todopoderosa colchadura. No. Una vida. Esta vida se deshilacha y se funde en pequeños gestos de vida cotidiana (aquí lo cotidiano muere de inanición, valga el lastre de decirlo). En realidad es algo más allá o más acá de todo esto: signos, gestos de pantomima, muestras de las más estridentes ridiculeces. De ahí que todo se me antoje muerto. Sus vidas, sus obras, el propio negar la trabazón de ambas, el inventarla... (La inventan). El mundo 2 es verdaderamente miserable. ¿Pero no recogían de él sus fuerzas y sus logros? ¿Maltratan tanto ahora a la palabra (palabra, sucia ostentación) como para llegar a ahogarla?

22.12.13

Ideas y tierra. Double Indemnity, de B. Wilder


Entiendo esta película como la génesis, desarrollo y fin de una idea. Mal sutil y terrible, intenso y sin sangre. Mal que apenas es su momento álgido, ni aquel crimen… que no vemos. El retrato del mal en Wilder es de lo más extensivo, complejo, explicativo, aunque no menos enigmático. El enigma es Phyllis, enigma arraigado y arropado por un contexto. En cierto modo aquel marido contribuye a este retrato del mal…, y Wilder no se esconde del hecho, antes bien lo remarca con profusión; porque es esa misma mezcla de contexto e idea lo que precisamente ayuda a aislar el tema original; es ese enraizamiento de lo enigmático con lo terrenal lo que refuerza más todavía su naturaleza que se escapa. Un mal desarraigado tendería a la cosificación (un criminal, un asesino en serie, un monstruo), a su estatización y cese. Pero el mal aquí es dinámico, voluble, cambiante, y tiene fines a perseguir.

Lo que hace en gran medida inexplicable lo misterioso es también su connivencia con las pasiones. No en vano las pasiones comparten parte de ese misterio, de esa doble naturaleza, también. El amor (pero… ¿se puede hablar de eso?) es arrastrado por la fuerza mayor del enigma, para quien es su brazo ejecutor, uno más. Y sin embargo el amor también aparece dentro de cierta definición originaria. Se puede hablar de amor a pesar de todos los pesares… Phyllis ama a pesar de sí misma. 

Lo enigmático es arbitrario, fortuito… ¿O es lo mismo? La maldad de Phyllis se nos antoja de una evidente necesidad; es, ha sido y seguirá siendo mala. Pero el mal también tiene su estadio en el que se somete dentro de un alma humana. Forma parte del misterio estar al acecho, escondido, esperando... Este mal tiene su de repente que se despierta. 

El mal es presentado mediante una historia dual. Dicho de otra manera: la esencia conflictiva del mal no se muestra sino dualmente, en la doble naturaleza del enigma, que es el enigma mismo en su extensión con la materia. La película nos lo enseña ejemplarmente en los dos personajes principales: su lado explicable, contextuado, motivacional…, más humano, en definitiva, y su lado más enigmático, más deshumanizado. Pasión y cálculo. Walter y Phyllis. Es en la doble naturaleza del mal donde reside su poder (cuando uno se alimenta del otro) y su miseria (cuando los dos se destruyen mutuamente). Y su realidad intrínsecamente conflictiva, inseparable unión: la imposible historia de amor que es la imposible historia de amor que tiene el mal consigo mismo. 

A través de este film vemos que el mal es cosa de este mundo, en alguna medida la sociedad y el trabajo le empujan a Walter a ser así; la lógica del engaño que su trabajo le ha enseñado bien pudiera ser usada contra ese trabajo mismo: ha aprendido a ser un chico malo (el hecho de que sea un personaje de pocas luces acentúa ese resquicio de entrada para males mayores). Empezó a ser un mal hombre cuando se dignó a escucharla, claro. 

 11 junio, 2009

8.11.13



En el castillo, aquella mujer trabaja recuperando cristales rotos para hacer pendientes y puntos de libro. Poco después de entablarse una conversación, me ha hecho saber cuánto me parecía a un amigo suyo que había fallecido. Cosas mejores no me habrían podido decir...

Hay algo más allá de la anécdota de una timidez, entremetida timidez..., en común. De todo lo compartido, yo no soy lo que nos separa. A mí me falta algo y puedo aspirar a conseguirlo (de hecho, ya me lo dan...), y será un dulce fracaso y a la vez gran logro llegar a ser como el otro y con el otro a mi lado, detrás de mí, bajo su auspicio.

Será mi ángel guardián por ser él a quien custodio. Dulce retribución, también. Dulcísima.

Te desplazas y te acercas a tu semejante, a la semejanza...


7.11.13


Res sense el foc.


                                                                                                                                                                         Connie Francis, I will wait for you

29.10.13





"Paula, niña mía, me consumo entre lágrimas mientras te llamo y gimo por ti, hijita.

Mis lamentos resuenan en la muda losa y en la odiada tumba, que han apagado el sol de mis entrañas.

¡Oh sepulcro! ¡Divinidad! ¡Deja que mi niña Paula se acerque un momento a la luz! ¡Concededme verla de nuevo! Ningún reproche te va a hacer por ello la diosa Perséfone, Hades, si despiertas a mi hija.
Aunque sea en sueños.

Adiós, Paula, niña buena".

_____


Con el miedo a la muerte se pierde el relevo del moribundo, esa totalidad de una vida que la muerte siempre comunica. Para el moribundo, como en las palabras, la mejor manera de morir (o, lo mismo, que se recuerde lo mejor de uno) es siendo escuchado. Una muerte sin este relevo es una muerte inacabada y a la vez continua. Nuestro miedo impide acercarnos a quien le llegó su hora, nos negamos a todo relevo de enseñanza, de sabiduría, nos negamos a la reflexión del último instante, pues un moribundo siempre habla. Y así se empieza a prorrogar un momento para recordar la vida del difunto, pero ese momento nunca acaba de llegar.

El miedo a la muerte transforma el sentido del duelo, y no solo en su acortamiento. El duelo es el tránsito que se inicia con una vivencia de la muerte y termina con el recuerdo del vivo. Hay primero que transitar por esa vivencia de su muerte para llegar al verdadero recuerdo de su vida, de todo él. Con el miedo continuo a la muerte ese tránsito se ha vulnerado, pues temer a la muerte es hacerla más presente, y eso impide el recuerdo de quien vivió. Se vive hoy un duelo debilitado por un olvido que prontamente quiere arrasar la muerte, pero a la vez continuo porque el miedo y con él la presencia de la muerte no desaparecen.

El difunto siempre es visto como difunto; no sabemos enfrentarnos al ser del muerto como si del ser de un vivo se tratara, y así perdemos lo que tememos recuperar. En su lenguaje silencioso el moribundo sólo pide su captura, el reencuentro, y no, lo cual es lo contrario, que persistamos en la mera nostalgia por lo perdido. Si todos queremos ser llorados al morir, no es solo para confirmar en vida que nos quieren, ni para que nos sigan queriendo después, sino para que nos quieran como vivos (y como vivas las enseñanzas), que sepan enfrentarse al fantasma con la mayor benevolencia y justicia y que se remonten a la muerte y al tiempo que nos mató, para vernos tal que personas. Solo así es posible hacer memoria.

El luto ha finalizado y el “era de tal modo”, lejos de persistir en mera nostalgia por lo perdido, es un ir en su búsqueda, un encontrarlo, un reconocer. Capturar el ser que se escondió tras un muerto y enfrentarlo, memoria con memoria, a sí mismo. Y este es el sentido por el cual decimos que el duelo ha finalizado; cuando rompemos la ilusión (y tabú) de la muerte como algo destructor del ser y, contrariamente, nos damos cuenta de que ella nos permite hablar en propiedad de esencia y comunicarla.


14.10.13


Escribir por acabamiento; terminar por escribir.

23.9.13



31.8.13


Tengo la sensación de estar fragmentado y de que cuesta mucho hacer coincidir las piezas. Tienen que coincidir, es necesario que coincidan, pero no lo hacen... ¿Quién o qué o..., peor aún, dónde estoy yo?, ¿dónde soy quien soy? ¿Lo soy? ¿Lo soy? ¿Lo soy?...

Alguien rompe un espejo y arteramente logra hacer desaparecer algunos o muchos (no lo sé) de los cristales. Luego se me pide unirme, ser yo, ser yo a costa de errores, vacíos, vacuidades. Es angustioso tener que ser lo que uno debe ser, ser otra vez, ser, ser...

Y sin embargo la lucidez logra unirme, o logra querer unirme, lo cual es mucho, ciertamente, pero no sé si suficiente. Pido ayuda maternal por este problema. Ayuda que me reconforta... y que percibo como imposible..., lenta...

Habrá que actuar con ello, con ello a cuestas...

Con todo mi ser difícil de ser a cuestas. Barrerme… Barrer hormigas esforzadas de voluntad difusa, asustadas, unidas por un mismo miedo, dispersadas por este miedo también. Todo se pierde ya.

Mi yo centrífugo.

Podría escribir —bastante tiempo— lo mismo. Este escrito deja de ser también escrito. Siento que poseo unas albarcas con las que maltrato a la gramática, letras con el movimiento de un insecto en el suelo aplastadas, la dubitación de la cucaracha.

20.4.13


No sé si mi vida es frágil (esa palabra siempre repetida, ese escudo de cobardía e inseguridad, esa fortaleza..., la fortaleza sutil del delicado vidrio cortante...) o si es firme, pero... estoy orgulloso de mi yo. Necesito ser yo y yo por ser yo me quiero. Y no por quererme como soy, pues muchas veces me detesto, sino porque es así como tengo que ser: con mi cúmulo de imperfecciones, mi egoísmo, mi altruismo, mi silueta, mi sombra ambigua. Al dejar de ser ese yo, al dejar de quererlo, al dejar que ese yo no fuera, dejaría de dibujarme, me borraría, me emborronaría. Empezaría a desaparecer, empezaría a ser el patrón. Un esbozo robado. Y no quiero esbozos. Quiero la precisión del tiralíneas. Quiero un yo geométrico y no blando; lo geométrico es sólido, aristado, tallado, seco. Necesito mi hosquedad, mi punto de inconsciencia. Lo indiferente a toda rebelión y acoso. Algo pedregoso y denso, el brillo escondido del latón oscuro... Bruto e insolente... Debo preservar ese egoísmo del yo para poder permanecer, para poder ser alguien a quien inculpar, para ser el objeto de mis lanzas inquisitoriales y a la vez ser invisible a las caricias del mundo. Ser el tema de mi tortura. Ser. Ser. Ser. Y tantas veces haga falta repetirlo.

9.4.13


Estar a la altura del error, entender su destello de logro.

14.3.13


 El dolor tiene un lado decoroso y un lado impúdico.

 *
Lo que entonces sentí con ilusión apagada —un encuentro—, ahora lo recuerdo como el momento más feliz de mi vida. Los mejores recuerdos —y casi es un pleonasmo lo que viene a continuación— son los que tienen y terminan el recorrido en la memoria. No acaban en el hecho en sí, o el hecho en sí no los acaba...
 

11.3.13

                                                                                           Guy Mardel, N'avoue jamais





21.2.13

Reservorio

BWV 1056 – Largo: Amandine Beyer, violin. Gli Incogniti. Edmund Meschke (Germania, anno zero). Bach, arioso, adagio; Vivaldi - Largo (RV 390): Concerto for violin, strings and basso continuo in B minor. Amandine Beyer, violin. Gli Incogniti. Rachel; 茂野雅道: Mogari no mori (OST). Shigeno, Masamichi; Guillem d'Efak - Avemaria de Robines: Oh goig, alosa/del bé i del mal:/talla la rosa/del brot més alt,/esmitja el dia/que és teu i meu./"Santa Maria,/Mare de Déu".../"Santa Maria,/Mare de Déu".../L'amor s'apaga,/l'amor s'encén,/perquè per paga/duu una tumbaga/de sol ixent./I si un jorn plora,/li duus conhort/... "Ara i en l'hora/de nostra mort''./...''Ara i en l'hora/de nostra mort''./L'amor s'apaga,/l'amor s'encén,/perquè per paga/duu una tumbaga/de sol ixent. Poesia, cantautor, Nova Cançó, Guillem Fullana, Hada, d’Efak, cala, ca, los, camps, Mallorca; BWV 1056 - III. Presto: Iván Martín, soloist & conductor. Concerto, for, Harpsichord, Strings, and, Continuo, No., in Fminor, BWV, 1056, Klavierkonzert, piano, Orchestra, Proyecto, Bach; Vivaldi - Concerto in D major, RV 93: Largo (ed. Bream): Julian Bream, guitarra. The Monteverdi Orchestra (John Eliot Gardiner, Dir.). Concertos, lute, basso, continuo, (arr), guitar, viola, violins; Landowska - Fuga all' imitazione della cornetta di postiglione: Wanda, Landowska, from, Capriccio, sopra, la, lontananza, del, suo, fratello, dilettissimo, B-dur, BWV, 992, Shock; Los Javaloyas - Una sombra: Son, Serra, de, Marina, Chartreuse; "Le bonheur n'est pas gai...": J. S. Bach - Praeludium No. 8 in E-flat minor, BWV 853 (WTC I). Patricia Hase, piano. Es-moll, mi, bemol, menor, preludio, prelude, Das, Wohltemperierte, Klavier, The, Well-Tempered, Clavier, far, d’Alcanada, Maupassant/Ophüls; "Unpredictable (cosmic) journeys...": Rolfe, Kent, About, Schmidt, soundtrack; Euphoria: Beethoven, Cellosonate, in, Adur, adagio, cantabile, allegro, vivace, J-F Guy, piano, Anne, Gastinel, cello, Lars, von,Trier; Paganini - Violin Concerto No. 1, Op. 6 (1st Mov.): I. Allegro maestoso - Tempo giusto. Iwan Czerkow, violín. Concertos, orchestra, violin, soloist, Niccolò; Keyserlingk insomne: Glenn Gould, piano. Variation 14. 1981, Goldberg, Variationen, Variations, BWV, 988, Jeder, für, sich, und, Gott, gegen, alle, Kaspar, Hauser, Bruno, S., Schleinstein; Sylvie Vartan - Deux mains; Heimweh: Theodor W. Adorno - VI. Knecht Ruprecht. "Kinderjahr". Sechs Stücke aus op. 68 von Robert Schumann, für kleines Orchester gesetzt (1941). Wergo, música, de, adorno, Kompositionen, orchestral, arrangement, six-piece, cycle, Kinderjahr, 43, Album, Clavierstücke, für, die, Jugend, //2010; John Dowland - Lachrimae Antiquae: Lachrimae, or, seaven, teares, figured, in, passionate, pavans, with, divers, other, galliards, and, allemands, set, forth, for, the, lute, viols, violons, five, parts, flow, my, tears; Flike: UmbertoD, Mareta; Play it again, Gustav: J.C.F. Fischer - Chaconne in F Major, de la Suite Euterpe (Musicalischer Parnassus). Gustav Leonhardt, órgano. Leonhardt, ciaconna, Chaconne, fa, Major, Euterpe, suite, Musicalischer, Parnassus, Johann, Caspar, Ferdinand, Fischer, Egedacher, Orgel, Westempore, Stiftskirche, Schlägl, Allen-Keaton; Janis: Ian; Glenn Gould - Bach: "Petita" Fuga en do major, BWV 953: Glenn Gould, piano. 0:09. Klavierbüchlein, für, Wilhelm, Friedemann, Bach, C-Dur, little, fugue, tre, Lluc; Victoria - Motete "O Quam Gloriosum est Regnum": Coro del King's College, Cambridge. Director: Stephen Cleobury. Tomás, Luis, de, Victoria; Mozart - Fantasia in C minor KV 475: Peter Schmalfuss, piano. Phantasie, fantasy, fantasie, No.4, Adagio, Amanece, que, no, es, poco; Bine Katrine Bryndorf - Liebster Jesu, wir sind hier BWV 731: Bach, preludio, coral, Lund, organ, Garnisons, Kirke, Copenhagen, No, country, for, old, men; Rampal - BWV 1056 – Largo: Jean-Pierre Rampal, flauta. Bach, arioso, adagio, flute, g-moll, Flotenkonzerte, concerto, František, Pošta, violín, Sláma, violonchelo, Josef, Hála, clave, Ars, Redidiva, Orchestra, Milan, Munclinger, director, Le, ballon, rouge, Pascal, Lamorisse; Schubert - Sonatina in A Minor, D. 385 (Op. 137, No. 2) - 4 Mov.: Allegro. Jaime Laredo, violín. Stephanie Brown, piano. Brilliant, Classics, violin, and, piano, sonatas, Sonaten,für, Klavier, und, Violine, la, menor, Vivre, sa, vie, Anna, Karina; Georges: Delerue, La, nuit, américaine, Bernard, Menez, καιρός; Chopin - Nocturne No. 7 Op. 27, No. 1: Rubinstein, C-sharp, Minor, The, Graduate; G. Rossini - Obertura de Gillermo Tell (Fragmento): overture, New, York, Philarmonic, Orchestra, Leonard, Bernstein, Le, trou, Michel, psyche, sema; Vivaldi - L'Inverno - II: Largo: Guido, Mozzato, violin, Virtuosi, di, Roma, Renato, Fasano, 1960, Vivaldi, Le, Quattro, Stagioni, Op.8, No.4, RV, 297, heartbreak, beat, Matsuoka; Händel - Sonata en si bemol mayor para oboe y b. c. (HWV 357): Grave: Daniel Matrone, órgano. Jérôme Simonpoli, oboe. 

Acadèmia, agnòstic, alétheia, ànima, antropomorfisme, aparença, ápeiron, arché, argument, argument fal·laç, ateisme, àtom, atomisme, atzar, buit, ciència, cinisme, coneixement, coneixement sensorial, coneixement objectiu, coneixement per simpatia, contradicció, contradictori, convencionalisme, cosmogonia, cosmogonia antropomòrfica, cosmogonia no antropomòrfica, cosmologia, cosmopolitisme, cosmos, daímon, definició, democràcia, desmitologització, déu, diàleg, doctrina de la transmigració de les ànimes, dóxa, dualisme, epistéme, erística, educació, eídola, eleates (els), element, epithymía, escola cínica, escola de Cirene, escola de Mègara, essència, ésser, estoïcisme, ètica, ètica de l'autosuficiència, fenomenisme, filosofia, filosofia occidental, força, harmonia, hilozoisme, idea, igualitarisme, inducció, imatges, ironia, itàlics (els), jonis (els), justícia, llei, llenguatge, lògica, lógos, maièutica, matèria originària, mecanicisme, metafísic, mètode, mètode socràtic, microcosmos, mite, mitologia, mitologia grega, monistes (els), moral, naturalesa, nihilisme, nómos, Nous, objectivitat, opinió, oratòria, orfisme, pas del mite al logos, philosophós, percepció, percepció sensible, phýsis, pitagorisme, platonisme pluralistes (els), polimathía, presocràtics, principi, problema del coneixement, racionalisme, racionalista, raó, raonament, raonament inductiu, realitat, relativisme, relativisme cultural, relativisme ètic, retorn etern (mite del), saber teòric, saber pràctic, saviesa, saviesa gnòmica, sensibilitat, Ser, sistema, socràtic, sofisma, sofistes, sophós, subjectivitat, teogonia, thymós, utilitarisme, utilitarisme moral, veritat, virtut. 

Stalker, Alexandre, Kaidanovski, ἀποκατάστασις; BWV 1056 – Largo: Bach, arioso, adagio, Monica, Vitti, L’eclisse; Sylvie; Lagoya - Händel - Suite No. 4 in D minor, HWV 437 - Sarabande (Arr. A. Lagoya): Alexandre Lagoya, guitarra. Haendel, guitar, Le, dernier, jour, Mélanie, Laurent; T. Albinoni - Adagio from Oboe Concerto in D minor op. 9 5.21: Antonia’s, Line, Ms, Balcan; Sobre l'optimisme (BWV 541): Aquesta vegada, l'estil "picat" de Koopman s'adequa perfectament a l'esperit briós de la peça. Bach, Koopman, Praeludium, et, Fuga, prelude, and, fugue, in, Sol, Major, Donna, Reed, It’sawonderful, Life, Què, bonic, que, és, viure, Capra, le, meilleur, des, mondes, possibles, Leibniz, Pottersville, Porpoise, Spit, Alphaville, tempo; Zbigniew Preisner - "Tu viendras":

(...) la novela no puede permitirse dar un paso más allá de aquella frontera en la que el lector, con el sentido de la vida pugnando por materializarse en sus presentimientos, es por ello invitado a estampar la palabra «Fin» debajo de la página. Walter Benjamin (El narrador). 

Émilie, Dequenne, Rosetta; Gould - Bach: "Pequeño" Preludio en Do Mayor BWV 924 (Klavierbüchlein): Glenn Gould, piano. Little, preludes, from, Klavierbüchlein, für, Wilhelm, Friedemann, Bach, prelude, do, mayor, C-Dur, Major, Edward, G., Robinson, The, woman, in, the, Window, grupettos; Camille - "Tchin Tchin": Camille, Dalmais, Le, voyage, du, ballon, rouge, The, flight, of, the, red, balloon, El, vuelo, del, globo, rojo, Hou, Hsiao-Hsien, 被遺忘的時光, 蔡琴, Forgotten, Time, Tsai, Chin; Martin Stadtfeld - Goldberg Variations: Aria: Bach, BWV, 988, Collin, Willcox, actress; Horowitz - Bach/Busoni: Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ: chorale, prelude, BWV, 639, Orgelbüchlein, Greta, Schröder, actress; Jacques Loussier - Variaciones Goldberg: Aria: J., S., Bach, Goldberg, variations, jazz, BWV, 988, Jamie, Smith, actor; Beethoven - Adagio für eine Spieluhr F-Dur WoO 33,1: Jean-Pierre Rampal, flauta. Marielle Nordmann, arpa. Harp, Harfe, flute, Flöte, Guillermo, Francella, jordi, des, racó; Georg Böhm (1661-1733) - Suite No. 1 in c-Moll, Allemande: Mitzi Meyerson, clavicémbalo. Boehm, die, claviersuiten, glossamusic, (ed.), klavier, clave, harpsichord, clavecin, clavecí, The, Trial, Anthony, Perkins; Ernst Reijseger: Uri Caine, Variation for cello solo. Ernst Reijseger, cello. Goldberg, variations, winter&winter, Bruno, S., Schleinstein, chelo, violonchelo, violoncelo, violoncello, jazz; Vivaldi - Concierto para dos mandolinas, cuerdas y b. c. en sol mayor (RV 532), II. Andante: André Saint-Clivier & Christian Schneider, mandolinas. La Grande Ecurie et la Chambre du Roy. Jean-Claude Malgoire, director. Concerto, for, two, mandolins, mandoline, in, g-dur, Major, Bresson; Beethoven - Diabelli Variations, Tema: Vivace: Daniel Barenboim, piano. Thirty-three, Variations, on, 33, Veränderungen, über, eine, Walze, Waltz, by, Anton, Diabelli, Op., 120, teldec, The, Grudge, (2003), Toshio, (Yuya, Ozeki); J. S. Bach - Partita No. 6 in E Minor, BWV 830 – Toccata: Paola (Valeria Ciangottini). Christiane Jaccottet, clave. e-moll, mi, menor, klavier, harpsichord, clavicémbalo, clavecin, clavecí, La, dolce, vita, Willard, Van, Orman, Quine, gavagai, Thomas, Samuel, Kuhn, incommensurability, Ludwig, Wittgenstein, language, games, Rilke; Pugnani - Kreisler: Preludio y Allegro: 

Es preciso, en efecto -dijo- que quien quiera ir por el recto camino a ese fin comience desde joven a dirigirse hacia los cuerpos bellos. Y, si su guía lo dirige rectamente, enamorarse en primer lugar de un solo cuerpo y engendrar en él bellos razonamientos; luego debe comprender que la belleza que hay en cualquier cuerpo es afín a la que hay en otro y que, si es preciso perseguir la belleza de la forma, es una gran necedad no considerar una y la misma la belleza que hay en todos los cuerpos. Una vez que haya comprendido esto, debe hacerse amante de todos los cuerpos bellos y calmar ese fuerte arrebato por uno solo, despreciándolo y considerándolo insignificante. A continuación debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo, de suerte que si alguien es virtuoso de alma, aunque tenga un escaso esplendor, séale suficiente para amarle, cuidarle, engendrar y buscar razonamientos tales que hagan mejores a los jóvenes, para que sea obligado, una vez más a contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y en las leyes y a reconocer que todo lo bello está emparentado consigo mismo, y considere de esta forma la belleza del cuerpo como algo insignificante. Después de las normas de conducta debe conducirle a las ciencias, para que vea también la belleza de éstas y, fijando ya su mirada en esa immensa belleza, no sea, por servil dependencia, mediocre y corto de espíritu, apegándose, como un esclavo, a la belleza de un solo ser, cual la de un muchacho, de un hombre o de una norma de conducta, sino que, vuelto a ese mar de lo bello y contemplándolo, engendre muchos bellos y magníficos discursos y pensamientos en ilimitado amor por la sabiduría, hasta que fortalecido entonces y crecido descubra una única ciencia cual es la ciencia de una belleza como la siguiente. Intenta ahora dijo prestarme la máxima atención posible. En efecto, quien hasta aquí haya sido instruido en las cosas del amor, tras haber contemplado las cosas bellas en ordenada y correcta sucesión, descubrirá de repente, llegando ya al término de su iniciación amorosa, algo maravillosamente bello por naturaleza, a saber, aquello mismo, Sócrates, por lo que precisamente se hicieron todos los esfuerzos anteriores, que, en primer lugar, existe siempre y ni nace ni perece, ni crece ni decrece; en segundo lugar, no es bello en un aspecto y feo en otro, ni unas veces bello y otras no, ni bello respecto a una cosa y feo respecto a otras ni aquí bello y allí feo, como si fuera para unos bello y para otros feo. Ni tampoco se le aparecerá esta belleza bajo la forma de un rostro ni de unas manos ni de cualquier otra cosa de las que participa un cuerpo, ni como razonamiento, ni como una ciencia, ni como existente en otra cosa, por ejemplo en un ser vivo, en la tierra, en el cielo o en algún otro, sino la belleza en sí, que es siempre consigo misma específicamente única, mientras que todas las cosas bellas participan de aquélla de una manera tal que, aunque nazcan las demás y mueran, ella en nada se hace ni mayor ni menor, ni le sucede nada. Por tanto, cuando alguien se eleva a partir de las cosas de aquí por medio del recto amor a los jóvenes y comienza a avistar aquella belleza, podría decirse que casi alcanza el final de su iniciación. En efecto, éste es precisamente el camino correcto para dirigirse a las cuestiones relativas al amor o ser conducido por otro: con la mirada puesta en aquella belleza, empezar por las cosas bellas de este mundo y sirviéndose de ellas a modo de escalones, ir ascendiendo continuamente de un cuerpo bello a dos y de dos a todos los cuerpos bellos, y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos y, a partir de los conocimientos, acabar en aquel que es conocimiento no de otra cosa sino de aquella belleza absoluta, para que conozca por fin a lo que es la belleza en sí. En ese instante de la vida, querido sócrates dijo la extrangera de Mantinea, más que en ningún otro, vale la pena el vivir del hombre: cuando contempla la belleza en sí. (Platón. Banquete, 210 a-211 e). 

Pogacz, violin, piano, praeludium, Johnny, got, his, gun, to, eidos; Francis: Lai, barroco, Snow, Frolic, Cобаки; J. S. Bach - Sinfonia nº 15 in B Minor (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 801, Three-Part, Inventions, h-moll, si, menor, minore, live, concert, recording, Moscow, La, grande, séduction; Ja vstretil vas: "I have met you". Ensemble: Balalaica classica. (Alexander Kutshin, balalaica; Maria Belanovskaya, domra; Felix Novrkov, bajan; Sergei Korsum, double bass balalaica). Foto: Léa Bosco. Я, встретил, вас, Тютчев, Tyutchev, folksongs, from, Russia, russian, soul, romance, traditional, balalaika, bayan, arte, nova, classics, lea, bosco, actress; J. S. Bach - Sinfonia nº 3 in D Major (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 789, Three-Part, Inventions, d-dur, re, mayor, live, concert, recording, Moscow, Death, Proof, Até; J. S. Bach - Sinfonia nº 12 in A Major (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV 798, Three-Part, Inventions, a-dur, la, mayor, live, concert, recording, Hard, Candy; J. S. Bach - Sinfonia nº 13 in A Minor (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 799, Three-Part, Inventions, a-moll, la, menor, live, concert, recording, Moscow, Koyaanisqatsi; J. S. Bach - Sinfonia nº 6 in E Major (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 792, Three-Part, Inventions, e-dur, mi, mayor, live, concert, recording, Moscow, Elephant; J. S. Bach - Sinfonia nº 8 in F Major BWV 794 (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 794, Three-Part, Inventions, f-dur, fa, mayor, live, concert, recording, Moscow, Krzysztof, Kieslowski, Trois, couleurs:, Blanc, Zbigniew, Zamachowski, eros, vs, agapé; J. S. Bach - Sinfonia nº 7 in E Minor BWV 793 (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 793, Three-Part, Inventions, e-moll, mi, menor, live, concert, recording, Moscow, Catherine, McCormack, 28, Weeks, Later, Har-Mageddon; J. S. Bach - Sinfonia nº 4 in D Minor BWV 790 (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 790, Three-Part, Inventions, d-moll, re, menor, live, concert, recording, Moscow, Jean, Cocteau, Una, voce, umana, Rossellini, l’Amore, Anna, Magnani; Keyserlingk insomne: Glenn Gould, piano. Variation 14. 1981, Goldberg, Variationen, Variations, BWV, 988, Jeder, für, sich, und, Gott, gegen, alle, Kaspar, Hauser, Bruno, S., Schleinstein; J. S. Bach - Sinfonia nº 9 in F Minor (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 795, Three-Part, Inventions, f-moll, fa, menor, live, concert, recording, Moscow, Le, feu, follet, Maurice, Ronet, Alain, Leroy, Meursault, Hurtado, échec; J. S. Bach - Sinfonia nº 10 in G Major BWV 796 (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 796, Three-Part, Inventions, g-dur, sol, mayor, live, concert, recording, Moscow, Dazed, and, Confused, Michelle, Burke, actress, conehead; J. S. Bach - Sinfonia nº 11 in G Minor (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 797, Three-Part, Inventions, g-moll, sol, menor, live, concert, recording, Moscow, Jeder, für, sich, und, Gott, gegen, alle, Kaspar, Hauser, Bruno, S., Schleinstein, le, bon, sauvage, Danielle, Víctor, Genie; J. S. Bach - Variaciones Goldberg: Var. 8 a 2 Clav.: Murray Perahia, piano. Goldberg, Variationen, Variations, BWV, 988, Variatio, Playtime, Monsieur, Hulot, Tati, Barbara, Dennek, frivolités; Schubert - Quinteto para piano y cuerda en la mayor, D 667 "La trucha" (V): V: Finale. Allegro giusto. Julius Levine, contrabajo. Mieczyslaw Horszowski, piano. Miembros del Budapest Quartet: Joseph Roisman, violín. Boris Kroyt, viola. Mischa Schneider, cello. Op., posth., 114, Quintett, Die, Forelle, Forellenquintett, Trout, Quintet, La, Truite, A-Major, John, Williams, actor, To, cach, a, Thief, (1955); Schubert - Quinteto para piano y cuerda en la mayor, D 667 "La trucha" (II): II: Andante. Julius Levine, contrabajo. Mieczyslaw Horszowski, piano. Miembros del Budapest Quartet: Joseph Roisman, violín. Boris Kroyt, viola. Mischa Schneider, cello. Op., posth., 114, Quintett, Die, Forelle, Forellenquintett, Trout, Quintet, La, Truite, A-Major, To, cach, a, Thief, (1955), Grace, Kelly, bergantella, formosa; J. S. Bach - Sinfonia nº 14 in B-flat Major (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 800, B-Dur, si, bemol, mayor, live, concert, recording, Moscow, Lars, and, the, Real, Girl, Bianca, Gemeinschaft, halopatía, vs, naturopatía; J. S. Bach - Sinfonia nº 5 in E-flat Major (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 791, Three-Part, Inventions, Es-Dur, Mi, bemol, mayor, live, concert, recording, Moscow, Caro, diario, Nanni, Moretti, H2O, nefrología, Dr, Antonio, Fco., Planas, Pons, nefrólogo, óptimo; Kissin - Haydn: Concierto para piano en re mayor, Hob. XVIII: 11: 1. Vivace. 2. Un poco Adagio. 3. Rondo all'Ungarese. Allegro assai. Evgeny Kissin, piano. Moscow Virtuosi. Vladimir Spivakov. 1989, RCA, Klavierkonzert, D-Dur, Major, concerto, La, chinoise, Anne, Wiazemsky; Luis de Narváez - La canción del Emperador (J. Bream): Julian Bream, guitarra. XVI, guitar, vihuela, española, Josquin, Des, Prés, Mille Regretz, Rashomon, Machiko, Kyō, to, ápeiron; Schubert - Quinteto para piano y cuerda en la mayor, D 667 "La trucha" (IV): IV: Tema, Andantino - Variaciones I-V - Allegretto. Julius Levine, contrabajo. Mieczyslaw Horszowski, piano. Miembros del Budapest Quartet: Joseph Roisman, violín. Boris Kroyt, viola. Mischa Schneider, cello. Op., posth., 114, Quintett, Die, Forelle, Forellenquintett, Trout, Quintet, La, Truite, A-Major, To, cach, a, Thief, (1955), Brigitte, Auber, φαινόμενα; Orlando Gibbons (1583-1625) - The Italian Ground (Glenn Gould): Glenn Gould, piano. (Fotografía: Don Hunstein). Glenny, εἶδος; J. S. Bach - Praeludium No. 5 in D major (WTC I) (W. Kempff): Wilhelm Kempff, piano. BWV, 850, preludio, prelude, Das, Wohltemperierte, Klavier, The, Well-Tempered, Clavier, d-dur, re, mayor, Teorema, Anne, Wiazemsky, höherer, Mensch, übermensch, νόστος; Niccolò Paganini - Cantabile in re maggiore (1823): Op., 17, M., S., 109, guitar, piano, Michel, Piccoli, Dillinger, è, morto, (1969), ὕϐρις; Ragna Schirmer - Variaciones Goldberg: Var. 19 a 1 Clav.: Ragna Schirmer, piano. J., S., Bach, Goldberg, Variationen, Variations, BWV, 988, Variatio, Berlin, Classics, Edel, Subir, Bannerjee, (Apu), Pather, Panchali, (1955), পথের পাঁচালী; J.S. Bach - Concierto para dos claves y orquesta en do menor (BWV 1060): Adagio: Karl Richter y Hedwig Bilgram, clavicémbalos. Munich Bach-Orchestra. Concerto, for, two, harpsichords, strings, and, continuo, Konzert, für, zwei, Klaviere, Cembalo, keyboard, Minor, c-moll, Leon, Vitali, Barry, Lyndon; J. S. Bach - Sinfonía de la "Cantata nº 156": Neil Black, oboe; English Chamber Orchestra; Raymond Leppard. BWV, 156, arioso, adagio, largo, Ich, steh, mit, einem, Fuß, im, Grabe, Krzysztof, Kieslowski, Decálogo, (1), cese, 1056; Antonio Vivaldi (1678-1741) - Concierto para violoncelo, cuerdas y b. c. en la menor (RV 418): I. Allegro. Anner Bylsma, violoncelo. Tafelmusik; J. Lamon. Barocco, baroque, barroco, barock, violonchelo, violoncello, cello, concerto, a-moll, Minor, Ordet, Dreyer, magia, Juan, Tamariz; Dario Castello (1ª mitad s. XVII) - Sonata Seconda à Sopran Solo: Ensemble "PASSAMEZZO ANTICO". Pedro Gandía Martín, violín. Itziar Atutxa, viola da gamba & violoncelo. Juan Manuel Ibarra, clavicémbalo. 1998rec, música, barroca, europea, s., XVII, sonate, concertate, Venezia, 1629, soprano, barocco, baroque, David, Rubioona, digital, clàssics, The, Night, of, the, Hunter; J. S. Bach - Sinfonia nº 2 in C Minor BWV 788 (G. Gould): Glenn Gould, piano. Grabación en vivo: Moscú, 7 de Mayo, 1957. BWV, 788, Three-Part, Inventions, ut, mineur, c-moll, Do, menor, minore, live, concert, recording, Moscow, Barbara, Stanwyck, Double, Indemnity, loor, de, santidad; J. S. Bach - Sinfonia nº 2 in C Minor (Claudio Arrau): Grabación: 1945. BWV, 788, Three-Part, Inventions, ut, mineur, c-moll, Do, menor, minore, Fred, MacMurray, Double, Indemnity, incauto; es ist das...: BWV, 972, Concerto, Bach, Vivaldi, re, mayor, larghetto, Wanda, Landowska, 1946, Stalker; Beethoven - Sonata "Primavera": Ludwig van Beethoven (1770-1827) - Sonata para violín y piano nº 5 en Fa mayor, Op. 24 "Primavera", Allegro. Adagio molto espressivo. Scherzo: Allegro molto. Rondo: Allegro ma non troppo. Zino Francescatti, violín. Joan, Fontaine, spring, sonata; Domenico Scarlatti (1685-1757) - Sonata en La mayor (Leonhardt): Tristeza en tono mayor. Leni Tanzer Haneke Der Siebente Kontinent. Cembalo, clavicémbalo, harpsichord, clavecí, clavecin, K., 208, A-Dur, Major, Barroco, Leni, Tanzer, Haneke, Der, Siebente, Kontinent, spleen.

31.1.13

La entrada más sobrecogedora de un diario, la que quizá implica mayor complicidad —y conjetura— entre el creador y el lector, es la entrada que no se da, que no aparece, que ni siquiera se esquematiza en su arquitectura. El diarista tiene que luchar cada día y en cada instante... contra ese torrente de producción silenciosa que acabaría infectando el diario de... cierta brutalidad de vida..., cierta reencarnación del símbolo, cierta monstruosidad... 
*
El diarista, en su propia vida, en su propio pensamiento como diario, vive de (y en) esa constante hermenéutica de la que depende, se enriquece, se convierte en testimonio, se erige vivo en la vida, se ausenta... Son sus alas, su carga, su sobrepeso, su todo en todo... 
*
Producción de fondo: acabar en una palabra que se encuentra a sí misma y que sabe que no deja nada tras de sí; hablar desde el hueco... 
*
El diarista escribe (en) un día continuo: repite el día; lo perpetúa sin copia. El diario —o la escritura— implica un último intento sumativo de completarse. "Mi vida es un único día", escribe Lispector.

28.1.13




14.12.12


Veient bategar aquell cor —talment una pilota de rugbi que redola costa avall—, m'envaí una intrigant però no desagradable consciència de la meva finitud. Com si la finitud fos un miracle i la infinitud del voltant quelcom groller...

7.12.12


Bernat Morell, 1977.


8.11.12

Vaig començar a escriure en català des de nin petit i amb l'actitud més natural. El català és la meva llengua materna. Penso i parlo en català. No explicaré, però, i tal vegada caldria fer-ho, com vaig caure dins una mena de diglòssia personal...

Llegia habitualment en castellà, i en castellà escrivia. El castellà es va convertir en llengua de l'intel·lecte, en llengua de l'escriptori, en llengua de la lletra...

Tenc present, això sí, que vaig escriure La meva Història del Llapis —que és la meva vinculació primordial amb l'escriptura— en català. El català, ara, era aquella llengua de la llengua que em descrivia amb tota importància possible; ella i jo, tan sols.

De la meva Història del Llapis en tenia molts, d'esborranys... escrits en castellà, però l'escrit definitiu (originari i inesborrable) fou en llengua catalana.

Sí, m'agrada complicar-me en castellà, crear i poetitzar... En castellà és fàcil trobar la meva arqueologia. En canvi, i gairebé contràriament, la veritable densitat del jo mateix sempre l'he trobada en la llengua que ara escric.

Seria un prejudici pensar que la vida més passional, amb més sang, és la del català. En castellà també em creo, com he dit, complicacions, escriptures entrelligades, sediments que creen perfils, escriptura sota escriptura...

Ara bé, la intimitat pensada a la caixa negra..., aqueixa és una intimitat en català. Les fòbies i les fílies (i les dèries!) comencen i conclouen amb una paraula catalana...

29.9.12

A ti, que nunca me has conocido...


23.8.12

Un pensar entre una vida que mata ese pensar y otra vida que no lo alcanza... Un pensar libre de vivencias egoístas, libre de ilusiones tensas, libre de esa vida hecha estropajo. Un pensar sin vida sometida a examen, sin vida-pluma, sin vida-grafema...

19.6.12

Nuestro mayor acicate (lectura de "Tren nocturno")



"El suicidio generalmente sobreviene cuando el calendario del dolor súbitamente se queda vacío de aire, y de toda perspectiva de él. Pero la literatura nos cuenta que también puede ser desencadenado por un impulso ingobernable, por una suerte de espasmo psíquico" (M. Amis, Experiencia, p. 285). Al ir leyendo el libro, pero sobre todo al final, nos preguntamos: ¿qué le queda a este suicidio? El ‘qué pasó’ se ha convertido en la radicalidad de ‘qué era aquello’. ¿Qué significa el suicidio despojado de todos sus porqués salvo el suyo propio? ¿Qué es Jennifer Rockwell? En definitiva, ¿qué es el suicidio sin la locura (que es una condena a vivir) pero con una vida grata? ¿Y qué representa el suicidio en el mundo vacío que retrata Amis? No es sin embargo un universo de indiferencia lo que nos acerca el libro. No excluimos tampoco un retrato epocal. 
 
Si desaparecen las causas y los móviles y ningún "acicate" ni "precipitante" nos sirve, ni siquiera la propia idea de ‘causa’, es que ya operamos con otra cosa, con lo indeterminado como elemento teórico. La sensación de oscuro puede ser útil y operativa, pero hasta cierto punto: exige siempre desocultación. Siempre buscaremos alguna causa desteñida, oculta, pero no, por así decirlo, en lo oculto. En cualquier caso, en el suicidio Amis no se propone sólo (ni fundamentalmente) construir, sino derribar. Existe además otra categoría esencial en la novela, que son los policías, la policía Mike ("Mike" somos nosotros, nuestros primeros pasos). Jennifer nos ha permitido preguntarnos cómo puedo impedir hacer algo malo a mi vida. Cómo puedo luchar contra el suicidio anticipándome a él. Qué hay en mí. El suicidio está desnudo y escondido, inexistente (el artefacto de aquella chica boom). Esta inexistencia posible, que por caminos imposibles de seguir puede derivar en suicidio, ese vacío u horror vacui, debe llenarse de algo que hay en mí que la haga una existencia imposible, buena. Debe haber, la hay, una ‘estrategia’ para convertir el suicidio en algo impensable, anecdótico, un "caso", o una noticia. 

El objetivo del libro no es subsanar la incomprensión, sino motivarla a hacer algo. Pero no se nos dice. Ni siquiera tengo que decirlo yo. Eso se despierta. El suicidio de Jennifer es su moralidad; quiso morir para que la indagaran: nos ha forzado a sentir el morir sin el "gran porqué". La pregunta nos exige una respuesta, no como policías (o buscadores de la razón), sino como personas. Nuestra vida es una respuesta a la muerte; es la erradicación de todo su afecto. Así lo decide Mike. No es que reaccionemos contra la muerte (yo no quiero esto, por tanto algo renace que nos impulsa a vivir), sino que la muerte, la propia catástrofe, busca, y en su destrucción descubre algo no menos misterioso que ella: "el Caso"; la propia vida: Mike. Algo nuestro completamente distinto a aquello. Sin necesidad de evidencias, la novela nos muestra (¿alternativamente?) la pasión del amor. Ese marido prácticamente oligofrénico será pronto despachado. Hay, en cambio, un bello y adusto forense esperando, el que se come a los muertos...

16 febrero, 2009

12.6.12

El libro humano



A veces, escrituras complejas esconden mensajes sencillos, pero también puede suceder lo contrario: escrituras claras y sencillas son portadoras de grandes significados. Es el caso de El Principito. Aunque es en esencia un libro para niños (y en la infancia ha de leerse para uno recibir todo su impacto), es una obra que te acompaña toda la vida. Es un libro que continuamente te llama y te pide una relectura, en donde cada vez descubrirás nuevos valores y nuevas enseñanzas. O simplemente lo relees para reproducir la inmensa emoción de aquel primer contacto con la historia. La riqueza de la trama es inigualable: el viaje de ida y vuelta del Principito desde su casa (un pequeño planeta para él solo) hasta la Tierra, pasando entremedias por una serie de planetas habitados por seres peculiares. Cada capítulo tiene su mensaje, su crítica, y todo trufado de dibujos tan elocuentes como las propias palabras. Algunas de las muchísimas y buenas sentencias del libro ya han pasado a la historia. Me vienen a la memoria: «Lo que es esencial es invisible a los ojos» o «Es tan misterioso el país de las lágrimas...».

Cometí la osadía de recomendar el libro a alguien de treinta y cuatro años. Siempre lo hacemos eso de recomendar encarecidamente nuestros libros más preciados, dando por supuesto que también para la otra persona se convertirán en capitales. Claro, en realidad no estamos recomendando un libro, sino a nosotros mismos, algo ajeno y a la vez propio con el que creemos hacer algún bien. En último extremo nos encomendamos al otro. Regalando El Principito no regalamos un objeto (a la postre, ningún libro lo es) sino una actitud, una ayuda, incluso una declaración de amor. Y no es vana la acción desprendida. Sabemos lo que damos, sabemos de lo que tenemos entre manos. El libro hará su trabajo, facilitará la cooperación, forjará amistades. En serio, creo que este es un libro con poderes...

El treintañero me dijo que sí, que entendía que el libro era bueno..., pero (y adivinad lo que sigue) que era un libro para leerse en la infancia. Le contesté, como despechado, que yo siempre leía en la infancia (por eso mismo creo que la lectura también me cansa y me aburre, aunque también me reviva, me noquee...), y máxime con esta obra, que no podía ser de otro modo, que, junto a los niños, se dirigía a los adultos perdidos, en realidad al niño perdido de cada uno, que infancia era la libertad, y una liberación, cierto regreso. Etcétera. En serio, si este libro no os conmueve, no le culpéis ni busquéis razones periféricas que autojustifiquen vuestro disgusto; inculpaos, si podéis, a vosotros mismos. Pero no podréis... Aun así, no os desentendáis del libro tan rápidamente, releedlo bajo el prisma de vuestro propio desencanto; buena parte de su esfuerzo es hacer de vosotros (de mí, de ti) el blanco de sus críticas...

 8 mayo, 2009







 

25.5.12


A veces prefiero encontrarme mal a encontrarme tranquilo.

28.4.12


«Tenía la impresión de no haber vivido mi vida, de haberla siempre observado a distancia, de haber desarrollado una sola parte de mí mismo y de ser pobre como persona. Tú eras, y siempre habías sido, más rica que yo. Te desarrollaste en todas tus dimensiones. Estabas bien asentada en tu vida, mientras que yo siempre me había apresurado a pasar a la tarea siguiente, como si nuestra vida solo fuera a comenzar realmente más tarde».
ANDRÉ GORZ, Carta a D. Historia de un amor
 

4.4.12

16.3.12


Las chaconas son las ruedas en el carruaje, el agua que gira en la noria, lo que de inevitable (y perfecto) hay en la repetición.




10.3.12




9.3.12






La muerte es un enfrentamiento entre el qué ha pasado y el pensarla totalmente. Al estupor del qué ha pasado, que se asemeja a la ignorancia, y en la muerte lo es, hay que añadirle el golpe de lo que sin remedio se asimila. Un total enfrentamiento y una victoria de la totalidad del pensamiento de la muerte. Y sigue habiendo un enfrentamiento. Y una victoria. Y enfrentamiento. Y victorias. Y enfrentamientos.

El qué ha pasado es víctima de la creencia de que todo está puesto para mí: mi vida, la historia, el mundo. Toda la realidad, amplia realidad, está hecha para mi uso y disfrute. Esa realidad intenta despersonalizarse, adquirir su consistencia inalienable (diría más: ser ajena a todo sufrimiento). Con la muerte —pero no debemos pensar en estos términos, “la muerte”, sino como sentimiento y enfrentamiento de su total pensamiento—, el mundo renuncia a vencer (a acabar), el mundo en una forma precisa, conflictivamente precisa: mi mundo, el mundo-en-bloque-allí, pero sobre todo el férreo hilo con que a él nos atamos; todo (lo que él) es mundo, incluso el él es mundo. En la percepción fruto de la época moderna de que el mundo es, y es representación, no dejamos de renunciar al hecho de que somos parte esencial del mundo; un resto indesprendible de idealismo que consiente ser parte del mundo; la fenomenología es eso: la idea se desprende del mundo, de él proviene.

En cambio, el pensamiento total es un regreso, la total imputación del mundo que nos culpabiliza. El mundo nos hace culpables (y ahora el peor mundo: yo como parte de él) de una especie de engullimiento. El hilo de seguridad en un mundo es quien lo padece: quien lo padece aferrado en un..., en unos Ahora! Ahora! eternizantes, repetitivos...

El problema de la muerte, que pienso que se soluciona (entendámonos, quise decir algo así como “soluciona”) en ese engullimiento, es que luego exige de todas todas (y es una exigencia teórica determinante) un ethos ante la vida. El problema es que el ethos es un problema ante el problema de la muerte.

Mantiene punzadas al olvido, convierte en irrisorias (si es que en realidad ya no queremos hablar de eso…) actitudes de eso precisamente: olvidarse en forma de tópicos de lo más encauzados; renuncias… (Repito: ya no queremos hablar de eso). Los tópicos al uso despiertan actitudes contrarias. Bien está quien puede vivir de ellos, quien puede de ellos hacer su vida, hacer lo que quiera que sea su vida con ellos. Pensamiento, este, el mío (se hace mío), que quiere despertar... y que nos sitúa a lo teorético (quiero decir: a lo puramente somático). Si no aceptas, vives irremediablemente, eres el olvido; entonces vives (con la desgracia de una mayor o menor intermitencia) este problema teorético del principio.

Intenté ser neutral… y acabó por aparecer la palabra desgracia (palabra que sólo Peter Handke supo escribir con la ortografía correcta) pero quizás haya otros ethos plausibles (otra palabra de yerro irónico).

No prorrogar. No dejar de hacerlo. Y en el ínterin (en realidad no estamos hablando de tiempo sino de suerte), con suerte podremos, podremos…

(Dejen que aparezca este paréntesis que exime, y discúlpenme, toda elocuencia. Acto seguido de podremos, podremos… continuaba: Te quiero, amor mío...).

(…)

Y la sensación de que esto puede reducirse. Ni siquiera Luego: tiene que ser Y. Ni la sensación.



5.3.12

Es difícil encontrar la puerta justa para cada recuerdo. Enormes puertas se cierran a lo más pequeño y, asimismo, diminutas puertas son inútiles para aquello mayor. Estas son insuficientes para recordar un carácter, una costumbre, una forma de pensar. Las primeras son excesivas para los pequeños gestos, las anécdotas, algunos detalles..., la concretud. Sin embargo, a veces encontramos la puerta exacta (o, lo mismo, el recuerdo más justo...) y logramos ver al entreabrirla lo que se esconde en un salón a oscuras... Se produce la equidad en el momento en que se hace luz en lo que se nos antojaba imposible..., y..., sí: aquello parece poder salir afuera. Pocas veces se da esa magia desveladora.

22.2.12


¿El despertar de un sueño difumina su trama cerrada? ¿O pretende recuperar aquello que jamás existió?

¿Contiene aquello que jamás existió materia onírica?


13.2.12


«¿Tendré miedo a dar el paso de morir ahora mismo? Cuidarse para no morir. No obstante, ya estoy en el futuro. Ese futuro mío que será para vosotros el pasado de un muerto».

CLARICE LISPECTOR, Un soplo de vida


Las palabras de Lispector son tentaculares, arácnidas... Ocho, diez o veintiocho palabras se agarran a un telar en donde uno no puede decir que entiende o no entiende, sino que está o no está. La autora crea facilidad de lectura pero pesadez (y untura...) en los dedos.

27.1.12






Engolidors s'enrinxolen lentament, rítmics, a la mar de Solaris...


16.1.12




25.12.11


Nada (¡ni nadie!) —se— cura con contrapesos. El dolor remite por hundimiento.




19.12.11


A veces confundo el amar con mi propia vanidad. Amo, y con este sentimiento quiero ser dueño y siervo de toda clase de pasiones, poseer en múltiples formas la amistad, el compañerismo y el amor de la otra persona, mi centro de admiración, mi objeto de deseo... A su vez, también quiero ser el amigo, el compañero, el amado, la fuente de admiración, la persona deseada. Huiría de esta vanidad si consiguiera amar con la misma fiereza. Pero a una extrema pasión la mueve una extrema voluntad de participar en aquello que se ama, de ser de la misma materia que aquello que se goza, de ser tú.


4.12.11


Si nada existe, Dios está permitido.


17.11.11



29.10.11

Debería existir un momento a partir del cual uno (¿un tercero?...) dijera: ahora ya cuenta...
En todo caso, ese continuo... o discontinuo retorno de lo mismo en forma de indecisión nos protege de certitudes sin impedir, por ello, que las asumamos al entreverlas.

26.10.11

Present plaent





23.10.11

¿Solus ipse?

Lo mejor de una educación esclerotizada:

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
                             
                             PEDRO SALINAS, La voz a ti debida (v. 494-521).


El nombrar pronominalmente también puede ser signo de la degradación más extrema. En casos como ella es... o él era... se pierde el reconocimiento y la verdadera autenticidad viva (valga el pleonasmo) del nombre propio, a la vez que se mantiene elidida, como fantasmagórica..., una referencia inequívoca.

(Odio desaparecer de la primera persona de quienes alguna vez formé parte. A eso cabría llamarlo —y muy disfrazadamente— egología de los sentimientos).

19.9.11

Verdad sedimentada

Me sorprende más la existencia de los demás que la mía propia.





3.9.11


Hi ha persones que tenen una sensibilitat d'objecte; menys i tot, que la d'un objecte... Un objecte, si pogués parlar, al manco se sentiria estimat, ferit, malmès o admirat. D'elles, en canvi, només ens arriba el ressò de la pròpia carn que victimitzen, una carn que ens xucla i ens demana ajuda... Per això el nostre rebuig és tan necessari com inevitable.
 
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